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que compite según los tiempos y las circunstancias históricas con la izquierda liberal. A esta izquierda eterna está abierto
ahora el compromiso de luchar en contra de todas las divisiones raciales «a favor de una mezcla de todas las razas y de todos
los pueblos». En una entrevista anterior y siempre en L'Unitá (del 11 de julio de 1992), el mismo Nolte declaró que la izquierda
continúa expresando las instancias de la igualdad pero que debe reducirlas propias pretensiones, entre ellas la pretensión de
integrar de hoy para mañana a millones de inmigrantes en Europa. Pero ¿cuándo ha apuntado la izquierda una pretensión de
este tipo? Siguiendo en L'Unitá (28 de noviembre de 1993), en una entrevista con Giancarlo Bosetti, Sartori, respondiendo a
Nolte, niega que la idea de igualdad pueda caracterizar a la izquierda porque desde los griegos hasta ahora caracteriza la
democracia.
6 En Inequality Reexamined, Oxford University Press, 1991, que cito en la traducción italiana, publicada con el título La
Diseguaglianza Un esame critico, Il Mulino, Bolonia, 1992, Amartya Sen, partiendo de la doble constatación de la diversidad
de los hombres, que llama «pervasiva», de un lado, y de las múltiples formas con las cuales se puede contestar a la pregunta
«¿igualdad en qué?» (equality of what?), por otro, afirma que no existen teorías completamente no igualitarias, porque todas
proponen la igualdad en algo, para llevar una buena vida. El juicio y la medida de la igualdad dependen de la elección de la
variable-renta, riqueza, felicidad, etcétera -que cada vez es elegida por cada teoría-. Llama a esta variable «focal». La
igualdad respecto a una variable no coincide por supuesto con la igualdad respecto a otra. También incluso una teoría que se
presenta como no igualitaria acaba siendo igualitaria, aunque respecto a un diferente punto de enfoque. La igualdad en un
espacio de hecho puede coexistir con la desigualdad en otro (págs. 39-40). De estas observaciones se puede deducir como
consecuencia que es tan irreal afirmar que todos los hombres tienen que ser iguales como que todos los hombres tienen que
ser desiguales. Es realista sólo afirmar que una forma cualquiera de igualdad es deseable: «Es dificil imaginar una teoría ética
que pueda tener un cierto grado de plausibilidad social si no se determina una consideración igual para todos en cualquier
cosa» (pág. 18).
7 Contra el utopismo igualitario pone en guardia, aunque rechazando cada forma de abdicación al realismo de los escépticos,
Thomas Nagel, en el volumen Equality and partiality, Oxford University Press, Oxford 1991. La obra de Nagel, inspirada en
«una sana insatisfacción hacia el mundo inicuo en que vivimos>, busca una solución al problema de la justicia en una
equilibrada atemperación del punto de vista individual, no suprimible con el punto de vista impersonal. A propósito de la
utopía, afirma que ésta sacrifica el primero al segundo v lo juzga peligroso, porque «ejerce una presión excesiva sobre las
motivaciones individuales» (pág. 34). Es necesario además observar que también en las teorías de los utópicos el principio
«igualdad de todos en todo» tiene que ser siempre acogido con la más amplia cautela. También la igualdad propuesta por el
discípulo de Babeuf, Filippo Buonarroti, en la Congiura degli eguali, uno de los textos donde el igualitarismo es más exaltado,
la igualdad, la «santa igualdad», como se la llama, está prevista específicamente respecto al poder y a la riqueza, y por
igualdad de poder se entiende la sumisión de todos a las leyes emanadas por todos (aquí la inspiración de Rousseau), y por
igualdad de riqueza, que todos tengan bastante y nadie demasiado (principio también rousseauniano). Por lo que concierne a
la respuesta a la pregunta «¿igualdad entre quién?», de «todos» se excluyen hasta las mujeres.
8 Es un viejo argumento de los igualitarios el relieve otorgado a lo que une a todos los hombres. Para rebatir las ideas de los
oligarcas el sofista Antifonte afirma: «Por naturaleza somos totalmente iguales, sea griegos sea bárbaros. Es suficiente
observar las necesidades naturales de todos los hombres (...] Nadie de nosotros puede ser definido ni bárbaro ni griego. De
hecho todos respiramos el aire con la boca y la nariz». Citado por L. Canfora, «Studi sull' Athenaion Politeia
pseudo-senofontea», en Memorie dellAccademia dell Scienze de Turín, s. V, IV (1980), en Classe di Scienze natural¡, storicha,
e filosofiche, pág. 44.
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9 «Todos los ciudadanos tienen paridad social y son iguales ante la ley, sin distinción de sexo, de raza, de idioma, de religión,
de opiniones políticas, de condiciones personales y sociales». Las categorías aquí enumeradas son las que nuestra
constitución considera irrelevantes como criterio de división entre los seres humanos y representan bien las etapas que ha
recorrido la historia de los hombres en el proceso de igualdad. No está dicho que éstas sean las únicas. En un' artículo de
hace unos años adopté estos dos casos: discriminaciones ahora todavía no previstas y que podrán llegar a ser relevantes en
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